lunes, 15 de octubre de 2012

"Se nos ha olvidado sonreír al cliente"




  Hace unos días Kike Sarasola, descubría la pólvora al comentar en una conferencia " se nos ha olvidado sonreír al cliente". Ciertamente, uno de los grandes cambios que ha sufrido España en los últimos años, ha sido la perdida de nuestra tradicional afabilidad. España marcada por nuestra condición de país mediterráneo, tiene fama de alegre y abierta, pero esto ya no es tan cierto, como era. Probablemente a causa de nuestros años de bonanza económica, nos hicimos más serios, nunca tanto como un alemán  pero perdimos en gran medida nuestra gracia natural. Esta transformación a afectado más a los más jóvenes de nuestra población, es por ello que los hoteles que se nutren, en su mayor parte, por personal en una franja de 18 a 30 años, acusan en mayor medida este cambio. También ayuda el hecho de que nuestra profesión no ha sido valorada en un país donde la gran parte de nuestro PIB proviene del turismo. Precisamos para nuestros hoteles una persona amable, agradable, rápida,  inteligente, poliglota, joven, guapa, que tenga una diplomatura universitaria, etc...No es fácil. Hemos de reaprender a ser amables.

 Sigue siendo necesario, y es factor fundamental en el hotel, el servicio. El servicio no es solo tener el recepcionista que hace el checking en 30 segundos, ni el camarero que conoce perfectamente como desespinar un pescado, sino sobre todo la amabilidad y la educación, que es más difícil de encontrar,... porque  no se enseña. En mi experiencia personal, he enseñado más normas de educación, que de procesos de trabajo, y de hecho en unos procesos de trabajo hay más normas de cortesía o educación, que procesos técnicos. Esto es lo que echamos en falta, pero muchas veces no sabemos definirlo por que lo encontramos "carca", pero no es solo la sonrisa, es algo más. Es no tener que explicar que al trabajo se viene afeitado y peinado, y a poder ser con la cara lavada. En muchos hoteles existe el famoso espejo en el backoffice a fin de poder darte una ultima comprobación antes de salir al "escenario", esto ayuda a dar ese punto de importancia a la persona que iba a ser, no lo olvidemos, la cara del hotel.

  Creo que en cualquier caso, este trabajo, como otros, no es para todo el mundo, es para personas que nos gusta el trato con el publico, con un punto de actor, con un punto de artista, que te ayuda a tu tarea diaria, y hace de ti un buen profesional y "alguien para recordar", ya que en la mayoría de los casos, el cliente no se acordara de si la televisión era de 30 o de 42 pulgadas, pero si del recepcionista que le ayudo a reservar el vuelo de vuelta, o una mesa en un agradable restaurante donde pudo disfrutar de una maravillosa velada.
    

No hay comentarios:

Publicar un comentario